La pluma es la lengua del alma,¡Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso! Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada individuo es una variedad de su especie.El retirarse no es huir, ni el esperar es cordura cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.Cada uno es como Dios le hizo, y aún peor muchas veces.

D.Miguel de Cervantes Saavedra

lunes, 25 de julio de 2011

AQUELLOS MARAVILLOSOS VERANOS

Los recuerdos de mi infancia de aquellos verano siempre empiezan conmigo preguntando a mis padres ¿este años donde vamos a ir?, y es que yo tenía (en esos tiempos, que ahora ya no) unos padres que no sentaban el culo en ninguna zona del litoral español, eso si en cada sitio que estábamos miraban apartamentos que “probablemente” podrían comprar y nunca compraban.

Total que cuando mis amigas me preguntaban dónde iba a veranear, para coger la dirección y mandarnos las postalitas veraniegas que tanto nos gustaban, la respuesta era la misma. “ Cuando asiente mi pandero, os escribo yo primero”. Ellas siempre o casi siempre iban a los mismos sitios, que si al pueblo (yo nunca he tenido pueblo y el día que la diosa Fortuna venga a verme me compraré una casita en un pueblo medio abandonado), que si a casa de la tía Aurora a Castellón, que si a mi apartamento de Torrevieja. En fin, que yo estaba a días de irme y no sabía dónde. Además mis padres cambiaban constantemente la fecha de partida, del lunes al miércoles y del miércoles la adelantaban al martes….

Aún así, puedo decir que conozco casi todas las costas españolas y portuguesas, cada año aun puerto diferente, cosa que me sentaba mal porque yo de esas maneras jamás podría tener amigos que se reencuentran en las vacaciones. Yo soñaba con una pandi tipo Verano Azul.

Pero tengo grandes recuerdos de esos viajes, en el Simca naranja de mi padre, enlatados como sardinas y sin aire acondicionado, tirados mis hermanos y yo, unos encima de otros en la parte trasera y sin cinturón. Con el maletero cargado de trastos y una tienda de campaña porque nunca sabíamos donde íbamos hacer noche.

Los cinco cantando canciones sobre piratas, sardinas y muñecas vestidas de azul, pasando por Comando G, Marco y Heidi, luego llegaron Los Pecos, Iván, Miguel Bosé ......hasta que mi madre se cansaba y se ponía a cantar a Camilo Sesto y su “Ya no puedo más!”.

Cuando los niños sean más mayores, me encantaría alquilar una autocaravana y montar a mis sobris, hermanos, hijos, papás y contrarios y lanzarnos por las carreteras de España durante veinte días y rememorar aquellos maravillosos veranos.

No hay comentarios: